Paro, fracaso escolar, subcualificación, malos hábitos, unas pensiones tardías... el escenario para los jóvenes españoles es malo y la tendencia es a empeorar
La crisis económica también es una crisis política y valores, también social, educativa y de estructura nacional. Pero ¿quiénes van a salir peor parados? ¿quiénes están ya sufriendo las consecuencias de una sociedad que coarta sus necesidades de crecimiento, de desarrollo, de emancipación personal?: los jóvenes.
Los grandes problemas a los que se enfrentan los jóvenes cuando tienen que dejar el hogar paterno son numerosos y no plantean un panorama nada halagüeño. Repasamos los ocho problemas que amenazan a nuestros jóvenes.
1.- El paro juvenil. La tasa de paro juvenil en España está alcanzando cotas verdaderamente preocupantes: uno de cada cuatro jóvenes está en situación de desempleo. De hecho, la tasa llega al 33,6% y ya suma la cuarta parte del paro juvenil de la eurozona, según los datos hechos públicos por Eurostat el pasado 23 de julio de 2009.
En el conjunto de la zona euro, el desempleo entre los ciudadanos con edades comprendidas entre los 15 y los 24 años alcanzó en el primer trimestre de 2009 los 3,11 millones de personas, lo que supone una tasa de paro juvenil del 18,4%; mientras que en España este desempleo alcanzó la cifra de 789.000 personas.
2.- Los ‘ni-ni’. Ni estudian ni trabajan, así se conocen al sector de jóvenes que no ha conseguido acceder al mundo laboral pero tampoco está formándose para acometer su vida laboral porque ya los ha realizado o porque pretende iniciar su incursión en un trabajo.
España presenta uno de los porcentajes más elevados de adolescentes o jóvenes que ni estudia ni trabaja. Este hecho disminuye también la edad de incorporación a la delincuencia.
La última encuesta de Metroscopia, es decir del grupo PRISA, señalaba que el 54% de los españoles situados entre los 18 y 34 años afirmaba que no tenía proyecto alguno por el que sentirse especialmente interesado o ilusionado.
3.- El fracaso escolar. Las cifra de fracaso escolar en España es del 31%. Ese dato nos muestra el abandono escolar temprano, es decir, personas que dejan de estudiar cuando tan sólo tienen la educación secundaria. Prestigiosos estudios como el Informe PISA, elaborado por la OCDE; el más reciente de la Comisión Europea, que concluye que cuatro de cada diez alumnos no acaba el Bachillerato en España; o el informe Magisterio 2008, que indica que uno de cada tres alumnos lo deja tras la ESO, entre otros, dan buena cuenta del comprometido panorama educativo español.
El punto de inflexión de este abandono escolar, que es uno de los indicadores estructurales de la Comisión Europea, es el año 2000 (sistema LOGSE). En 1992 la media de abandono era del 41%. Hasta el 2000 España mejoró en 12 puntos (28,9%) y a partir de esa fecha empeoraron los resultados. En 2008 el porcentaje estaba en el 31,15%. En este sentido, hay que tener muy en cuenta que el bajo rendimiento escolar alimenta el paro.
Además, este hecho tiene repercusión en la universidad. El fracaso escolar y el abandono escolar temprano tienen una prolongación en el mundo universitario, con efectos sobre el sistema económico.
4.- La ocupación sobrecualificada. El 20% de la gente joven trabaja en puestos de trabajo que les exige menos capacidad que la preparación que han tenido. Este dato no es baladí, sobre todo en el grupo de jóvenes los universitarios que son los que tienen un peor ratio con más de uno de cada cuatro colocado en un puesto que desaprovecha su formación.
El panorama es grave porque el paro juvenil es del 34% y en el 26% de jóvenes el Estado ha invertido grandes sumas de dinero formándolos para luego desaprovecharlos lo cual es una merma para el país. A esto hay que sumarles los ‘ni-ni’ lo cual revela que más del 60% de los jóvenes está en una situación precaria. Además, el alto porcentaje de fracaso escolar constata que las próximas generaciones no podrán mejorar esta realidad social.
El actual sistema productivo en España no extrae un óptimo rendimiento de la cualificación de los jóvenes en sus puestos de trabajo. Para casi un 35% de ellos existe una brecha entre su nivel de preparación y el que se necesita en su actual empleo, con el consiguiente desaprovechamiento de capital humano.
Los datos referentes a La sobrecualificación de los jóvenes, un estudio del Observatorio de la Inserción Laboral de los Jóvenes Bancaja-Ivie (Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas), publicados en el cuaderno de Capital Humano de marzo de 2007, son preocupantes en tanto que muestran algunas de las razones de la ‘fuga de cerebros’ españoles al extranjero y la baja productividad española.
5.- La cultura y los hábitos. España no goza de una educación fomentada en la cultura del esfuerzo. En este sentido, los jóvenes tienen unos hábitos de vida que pasarán factura cuando la persona esté en la plenitud de la vida: propensión a consumir alcohol y drogas, pérdida de audición debido al gran uso de auriculares, vida nocturna, relaciones sexuales anticipadas lo cual conlleva el desarrollo de enfermedades de diversa índole y embarazos no deseados, embarazos no deseados en chicas que acabarán abortando con el consabido coste psicológico que se paga.
Educar en valores no es tarea fácil dados los tiempos que corren. Transmitir a nuestros hijos, por ejemplo, la idea de que el esfuerzo es necesario para su formación integral, para construir su personalidad, se estrella en demasiadas ocasiones con el modelo de sociedad que proyectan los medios de comunicación -especialmente la televisión- y fomentan incluso las administraciones.
Se trata de un modelo basado en no renunciar a nada, vivir sin complicarse la vida y esquivar el esfuerzo, que es la mejor forma de medir la felicidad en términos de placer inmediato, aunque lleve aparejados la pereza, el egoísmo y, a la larga, el fracaso.
6.- Las pensiones. Los jóvenes de hoy en día tendrán que trabajar más tiempo y alargar su vida laboral.
El Gobierno socialista recientemente propuso retrasar la jubilación a los 67 años. Coincidiendo con la cumbre de Davos que reunió al Foro Económico Mundial, el presidente Rodríguez Zapatero anunció que el Consejo de Ministros aprobaría una reforma del sistema de pensiones que alargará en dos años la vida laboral a las personas que nacieron después de 1959.
El progresivo envejecimiento de España (y Europa) y un considerable descenso de la población activa se han convertido en dos de las principales barreras para el crecimiento económico del Estado, que cada vez se hace más viejo y más pobre.
Para el 2025 la media de edad de la UE-27 llegará a los 45 años para esas fechas y la de Japón a los 50; mientras que Brasil rondará los 34 años de media, el conjunto de países del BRIC (Brasil, China, India y Rusia) estará en los 37; y China y Estados Unidos en los 39.
7.- El endeudamiento. Tenemos una economía insolidaria con el futuro. Las cifras del endeudamiento del Estado español representa el 34% del PIB, algo que la mayoría de países desearían. Pero el desarrollo de la realidad –y ya estamos sufriendo las consecuencias con el planteo de alargar la vida laboral para retrasar las pensiones- indica que esto va a cambiar radicalmente y de manera acelerada como consecuencia del envejecimiento de la población. España pasará a ocupar el primer lugar en cuanto a su deuda por este motivo.
Al actuar sin pensar en el futuro a medio y largo plazo, al no querer abordar el problema de nuestro futuro económico, seriamente comprometido, lo que se está haciendo es pasar una pesada carga a nuestros hijos y nietos.
8.- Medio ambiente. Los jóvenes de hoy en día no solo van a enfrentarse a un ecosistema mermado sino que la desprotección que sufre el paisaje en la actualidad o las condiciones pésimas de algunos entornos legarán una herencia de difícil recepción para las futuras generaciones.
El líder de Unió y portavoz en el Congreso de los Diputados de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, lo definió perfectamente este miércoles 17 de febrero cuando afirmó: “es la hora de pensar más en las futuras generaciones que en las futuras elecciones”. No se puede decir más claro.
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